Yo me encargo de ver que todo funcione en Fundación Valle La Paz y de reunir los recursos necesarios para el desarrollo de los programas de música y nutrición para la salud, así como educación para la paz. Lo que me encanta es escaparme a las comunidades, convivir con los niñxs y ver sus caritas felices al desayunar y cantar. Mi mayor reto es que cada vez haya más beneficiarixs en las comunidades rurales en nuestro país. Vale la pena porque no existe mejor “inversión” en el mundo que ver a lxs niñxs crecer más sanamente, tanto física como emocionalmente.
Tengo siete años subiendo a cantar todos los días con el coro comunitario y ¡me encanta! Lo que más disfruto es compartir tiempo con las niñas y niños y ver de cerca su proceso de aprendizaje musical no solo dentro del aula; y como eso les enorgullece. El reto más grande para mí es el traslado, pero vale la pena porque llevar música a donde normalmente no llega, es garantía de sembrar en tierra fértil. Si la música puede cambiar tu estado de ánimo, por supuesto que puede cambiar a la sociedad.
Mi objetivo es mejorar la nutrición y salud de niñas, niños y jóvenes a través de la alimentación saludable y el contacto con el origen de sus alimentos. Me gusta ver a los niños alegrarse por recibir sus alimentos calientitos preparados por mamás de la comunidad, sobre todo cuando les toca su fruta o platillo favorito. Mi principal reto es lograr que se disminuya el consumo de productos ultra procesados y que en casa se enseñen buenos hábitos de alimentación. Es importante mejorar la alimentación de las infancias porque tiene un impacto sistémico que dejará una huella en las siguientes generaciones.
Coordino los trabajos necesarios para contar con la infraestructura que requiere la ejecución de los programas de la Fundación: cocina y comedores escolares, aulas de música, agua potable, baños, así como transporte de alimentos y personas. Me gustan las expresiones y las actitudes de los niños, sus miradas de alegría y asombro, sus sonrisas, sus peinados… me gusta mucho su potencial porque no me gusta la marginación ni la pobreza en que viven. Nuestro reto más importante es contar con mayores recursos para ampliar las metas de nuestros programas. Tenemos que influir en un desarrollo sólido y trascendente de los chicos de las comunidades donde trabajamos. Nuestra labor se hace valiosa cuando logramos ampliar los horizontes y las aspiraciones de la niñez, cuando apoyamos y encauzamos su realización.
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